De la verdad, de mi computador, de mi pieza y de mi vida.
Me creía dueña de mis actos y de mis pensamientos, también dueña de mis palabras y de lo que lograba callar.
Pero uno cambia, se ve envuelto en tutores y maneras, en estilos de vida y en aprendizajes, en especialidades y en generalidades. Uno cambia, sin darse cuenta.
Y de repente, tu norte es el sur, y tu verdad es la mentira más ridícula que te has dicho.
Hemos cambiado. No queremos las mismas cosas, dejamos de buscar lo mismo y estamos en la búsqueda de algo más.
Un pie adentro y otro fuera, aceptar que eres otro. Y QUERER avanzar.