sábado, 5 de mayo de 2007

Isla



Este texto no tendrá título, pero si tendrá un contenido.

No hay mejor momento para ponerse a reflexionar sobre los días, sino cuando uno menos tiene tiempo para ello.

Podríamos acabar con esta mala costumbre, sí, esta mala costumbre de dejar de hacer las cosas importantes, por aquellas que nos causan placer. Sentimiento del cual nadie es ajeno, menos tú que me lo enseñaste, no se entienda por esto la corta significación que se le da a placer, pues esa siuación o momento que te hace encontrar una tranquilidad plena, o algun estado de equilibrio personal e indescriptible, es lo que hace que en estos minutos, esté pensando no sólo en tí, sino en el placer que el escribir sobre tu locura me hace sentir...

...Y si reflexiono sobre lo que he vivido hasta la fecha, no encuentro nada coherente sino más bien una ola de sucesos con nombres y a veces incluso con intenciones. Pero me conoces tan bien que sabes que en verdad no reflexiono, sino que sueño despierta, pensando en encontrar alguna forma de siempre encontrar la paz interna provocada por tu ojos, que sin duda me extenuan de tal forma que al final del día la paz que busqué nunca existió, pero sí un juego constante de agilidad y presión que me complementan aún más... aunque esto sea una revelación.

Este texto pretende tener un contenido, obviamente inserto en un contexto, pero qué pasa si al final no lo encuentro... y si es así, ¿sería ese el contenido?... ni idea.

He leído últimamente cuentos de Cristina Peri Rossi, una Uruguaya escritora exiliada en España que ha dedicado su vida a la redacción de literatura contemporánea de latinoamérica, que no sólo me identifica sino que me sustenta. Posee una ironía pura al mejor estilo del feminismo, recalcando la decadencia no de los tiempos, sino del mismo hombre, no anda con rodeos, las cosas siempre como son. Siempre mostrando un infinito respeto hacia el amor, hacia la locura, el sentir...

Si necesito algún tipo de placer, leo un cuento de ella, no importa el nombre, sólo ella logra dejarme en blanco, en silencio y con mis dudas en vergüenza por lo poco originales que son, pues ella durando toda su vida se ha encargado de exponer la esencia de las mismas...


...Entonces, frustrada pienso en que ya no hay originalidad. Pero de alguna manera, debo encontrar alguna forma única, para mantenerte cerca, como algo que quiero sin importar circunstancias y que al menos por minutos, tu sonrisa, tu voz y desplante me brinden ese placer con tu nombre...



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Imagen:

Y aún en las llanuras

Anna Rank
(Uruguaya)